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El 24 de julio de 1.932 a las once de la mañana, víspera de la Velá de Santa Ana, se celebra reunión con el objeto de constituir la PEÑA TRIANERA según el Reglamento que a tal fin había desarrollado una comisión creada al efecto meses antes.

Fue presidida la reunión por D. Manuel Pacheco Caputo, quien saldría elegido como primer presidente, y actuó como secretario D. Vicente Rodríguez Pérez-Rasilla. 

Aprobado el reglamento por la Asamblea, se nombra la primera Junta Directiva y se decide aceptar de la comisión organizadora de la Velá de Santa Ana el ofrecimiento de tres casetas. 

Recogía en su articulado, concretamente el 19, lo siguiente: “queda totalmente prohibido el hacer ostentación de ideario político dentro del local social, por tener la Peña Trianera un carácter esencialmente apolítico”. 

Se convertiría este artículo en esencial para que hayamos podido celebrar, en 2007, nuestro 75º Aniversario, ya que el local que hoy ocupa la Peña Trianera y ha ocupado desde su fundación, fue en los años veinte sede en primer lugar del partido político Unión Patriótica, recién creado por el General Miguel Primo de Rivera, quien incluso inauguró el local tras las obras acometidas de acondicionamiento del mismo incluido el zócalo de cerámica de Mensaque Rodríguez y Cía. con motivos del Quijote, único en Sevilla y de gran valor artístico. 

Desaparecido este partido en 1930, pasa a denominarse Casino Triana, con el mismo cuerpo social, quienes deciden cerrar ante la proclamación de la República el 14 de abril de 1931. Es entonces cuando otro recién creado partido político de carácter republicano instala el Casino Republicano, el cual tampoco duraría mucho, ya que cerró en los primeros meses del 32. 

Cansado de los problemas generados por unos y otros, Rafael Díaz Martínez, dueño del local y propietario del contiguo Casa Cuesta, decide proponerle al club de fútbol Gimnástica de Triana instalarse en el, pero las dificultades del club y la mala experiencia vivida por estos con el casino que regentaron poco antes en la calle Castilla, les hizo desestimarlo. Pero la idea no caería en saco roto, puesto que un grupo de clientes del ya mencionado bar de Rafael Díaz decidieron crear una comisión organizadora para la redacción del borrador del reglamento que aprobado por el Gobierno Civil fue llevado a la asamblea de aquel 24 de julio de 1.932 con el resultado ya conocido. 

Los primeros años de la Peña Trianera se caracterizaron por los problemas económicos. La cuota establecida era de 5 ptas., lo que suponía el 50% del salario medio diario de entonces. Eran necesarias las rifas para así aumentar los ingresos del todo insuficientes, agravado por la diferencia entre las nuevas altas y el mayor número de bajas. 

En el año 33 ya tenía la Peña Trianera caseta de Feria y se pudo comprar un aparato de radio Philips de seis válvulas por 500 ptas. Para lo que hubo de abrir una suscripción. 

Se disponía de biblioteca, seleccionada cuidadosamente para evitar acercamientos políticos de cualquier obra. Se suscribió la prensa “el Correo de Andalucía”, “El Liberal” y “El Lunes”. Había conserje, limpiadora y botones. 

Del 5 de julio del 36 al 30 de diciembre del mismo, no se celebraron reuniones de la junta directiva tal como informó el entonces presidente D. Antonio Pascual “debido a las circunstancias por todos conocidas”. 

Ya a primeros de los cuarenta, mejora la economía de la entidad. Se decidió fijar en 200 el número máximo de socios, considerándose el reducido tamaño del local y de la gran afluencia de estos al mismo. 

Se suceden los bailes, las tertulias, las charla, las comidas, la rivalidad entre sevillistas y béticos, siempre en buena convivencia y predominando la amistad muy acentuada en nuestra Peña Trianera en esa etapa. 

Las partidas de ajedrez se convirtieron en algo muy común, llegándose a adquirir un alto nivel. Pepe Manzanares incluso ganó al campeón de España, Medina. Ante tal afición se creó la sección de ajedrez y se llegó a federarse. 

Ya metidos en los cincuenta, entra savia nueva con grandes inquietudes. Son años de muchas fiestas y bailes. En el año 54 se estudia y se aprueba la construcción del actual entresuelo de madera por un importe de 6.680 ptas. 

En el 56 Alfonso Jaramillo accede a la presidencia, marcando una nueva etapa. Establece el nombramiento de los socios de honor, entre quienes figurarían personalidades tales como Juan Belmonte y Boby Deglané. 

Se hicieron las gestiones en el año del 25º Aniversario para que la Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla llegase hasta Triana y pasara por la puerta de la misma Peña Trianera. Era el año 58. 

Se pudieron vivir grandes conferencias ofrecidas por Ramón Martín Cartaya, quien fuera poco después nombrado pregonero de la Semana Santa de Sevilla, o por el gran poeta Florencio Quintero. 

Llegados los sesenta se vive la década quizás más difícil. Se atraviesa por una época de decadencia motivada por factores económicos, que afectaron a numerosas entidades de toda la ciudad provocando que muchas dejasen de existir; y por la desaparición de socios de gran raigambre y prestigio de la Peña Trianera. Se tuvo que adaptar los Estatutos a la nueva Ley de Asociaciones y además surgieron problemas con la propiedad. 

Con los setenta cambiaría el panorama. En el año 71 es elegido como presidente D. José Romero Moreira. En el 72 se fragua la idea de organizar un ciclo de conferencias que ofrecerían los hijos de socios como homenaje a sus padres. La idea resultó de tal calado que se consiguió atraer nuevamente a muchos de los socios que habían dejado de venir por la Peña Trianera tal como lo hacían en tiempos anteriores. 

En el 73, la Sociedad Española de Radiodifusión concedió a la Peña Trianera el título de “Sevillano del Año” y se edita el libro con el patrocinio de la entidad “Triana en su peña”. 

Gran actividad cultural nos acompañó durante esos primeros años de los 70. En el año 1.974 se produce un hecho curioso, digno de destacar y que revaloriza el sentido de la Peña Trianera en la sociedad sevillana y su poder de influencia. Por problemas técnicos, pasada la Semana Santa de ese año, se cierra el puente Isabel II, para los trianeros el “puente de Triana” enlace principal de nuestro barrio con la ciudad, proponiéndose por parte del Ministerio de Obras Públicas la demolición del mismo y la construcción de uno nuevo. Gracias a la influencia ejercida por muchos de los socios de nuestra entidad y por labor realizada por su Junta Directiva a favor de una restauración del citado puente, con la divulgación de determinados artículos en prensa, reuniones con el Ayuntamiento de Sevilla, presionando para que no se llevara a cabo esta destrucción e informes aportados dando soluciones y alternativas de reparación, el Puente de Triana, fue salvado de la piqueta, y remodelado como ahora lo podemos contemplar en la actualidad. De nuevo la Peña Trianera aportaba su granito de arena para la conservación del patrimonio histórico de nuestro barrio. 

Con el comienzo de la nueva década, los 80, la peña se dispone a vivir sus 50 años de historia, celebrados en 1.982, pero como había ocurrido en otras ocasiones a lo largo de su historia, la amenaza del desahucio vuelve aparecer, son tiempos de especulación inmobiliaria y nuestra entidad no se queda atrás. La propiedad del local a mediados de 1.980 presenta demanda para que la entidad abandone el local, y el caso se pone en manos de los abogados. El tema llegó a tener tanta trascendencia que hasta los periódicos de la época se hacen eco del problema, y quizás gracias a ello y a su poder mediático, la Peña Trianera volvió a solucionar su problema de inquilinato, aún cuando lo curioso del caso era que, el antiguo dueño, D. Rafael Díaz, familia de los actuales propietarios había sido uno de los principales impulsores de la fundación de la peña. Vuelven las aguas a su cauce y se siguen sucediendo los actos culturales con la organización de un ciclo en la primavera de 1.981 denominado “Inquietud y Arte” en la que intervienen prestigiosos oradores y personalidades del momento como Manuel Toro Martínez, Julio Martínez Velasco, José Joaquín Gómez González, José Manuel Martínez Suárez, etc. celebrándose también y conmemorándose el centenario del poeta Juan Ramón Jiménez con una conferencia por parte de profesores de la Universidad de Sevilla. Llega el año 1.982 y las bodas de oro de la Peña Trianera, de nuevo se suceden los actos culturales de toda índole haciendo mención especial el realizado en la Catedral de Triana, Parroquia de Señora Santa Ana en la que se organiza una conferencia sobre la historia de dicho templo y las obras de arte que atesora por parte del profesor D. José Hernández Díaz. Con ocasión de la celebración de estas bodas de oro se publica el libro “La Peña Trianera, sus formas y sus hombres. 1.932-1.982” siendo un compendio de los cincuenta años de historia y un aliciente para seguir luchando por la peña y por Triana. Como finalización de todos los actos se realiza una cena homenaje en el Circulo Mercantil de Sevilla con la asistencia de autoridades locales y nacionales. A los cuatro socios fundadores que aún vivían, Fernando Guimerá, Francisco del Valle, José Ruiz y Vicente Flores son nombrados “socios de honor” y se designa como “presidente de honor” a José Romero Moreira. 

A partir de este momento vuelven años de incertidumbre para la peña, motivado principalmente por la falta de diligencia y desidia en las juntas directivas que se van sucediendo. Así llegamos a mediados de la década de los años 90, desgraciadamente sin información alguna de este periodo de tiempo. Pero de nuevo la peña sufre un revés que marcaría, sin duda, su historia quizás hasta el día de hoy. Fruto de la desafortunada gestión realizada por las anteriores directivas, en el año 1.994 se recibe la notificación del Ayuntamiento de Sevilla con varios expedientes sancionadores a causa del incumplimiento de las normativas municipales de nuestra caseta de Feria, hasta el punto de que más tarde llegaría la comunicación de la pérdida de la titularidad de la misma por parte de la Peña Trianera. Acababan así 62 años de historia en el real. Pero no terminarían aquí las malas noticias, pues fruto del caos que se había producido a lo largo de los diez últimos años, se tiene por enésima vez noticias de la propiedad, con una nueva demanda de desahucio, producida en esta ocasión por la falta de pago del alquiler de nuestro local. Se nombra una junta gestora, y en asamblea extraordinaria se contempla incluso la posibilidad de, como consecuencia de la caótica situación económica en la que se encuentra la entidad, disolver la Peña Trianera, enajenar los pocos bienes que se tienen en propiedad y de esta manera pagar la deuda existente. Pero quizás aquel 11 de Noviembre de 1.994 se escribe una de las principales páginas de la historia de nuestra entidad, ya que con la asistencia de numerosos socios, la nómina por aquel entonces podría rondar los 125, se toman medidas para paliar los dos problemas principales que tiene la peña, por un lado se nombra al Sr. Manzanares Japón, para que realice las gestiones oportunas con el Ayuntamiento con el objeto de solucionar el problema de la pérdida de titularidad de la caseta de feria, y por el otro se nombra a los abogados Sres. Alés Pérez y Rodríguez Vicente, para ponerse en contacto con la propiedad del inmueble y liquidar la deuda pendiente de alquiler. Como la economía en aquel momento es muy precaria se realiza en el momento de la asamblea una suscripción popular voluntaria recogiéndose la cantidad de 272.000.-Ptas, importe suficiente como para solventar el problema del desahucio. Al finalizar la citada asamblea, se hace constar en acta las palabras pronunciadas por el presidente de la Junta Gestora, Sr. Romero Moreira, y que reproducimos literalmente: “Se ha escrito esta noche en nuestra Peña, una vez más, la página más importante que Triana reclamaba para su historia. La defensa de sus Instituciones”. 

No le faltaría razón a nuestro presidente de honor en su acertado comentario, pues años después, conseguimos saber que la Peña Trianera es la primera institución inscrita como peña cultural de Sevilla y la tercera asociación de Sevilla por antigüedad.

Gracias a las gestiones realizadas ante el Ayuntamiento, se logra el ofrecimiento por parte de éste de una nueva caseta de menores dimensiones a la que se perdió, y se procede a la captación de nuevos socios. Se logra alcanzar un cuerpo social de 168, pero debido a los problemas económicos que conlleva el montaje de la caseta de feria, son pocos los que quieren ser titulares de la misma, por lo que se decide seguir ampliando el número de socios de la entidad con el compromiso de su acceso a dicho recinto ferial y se impone a estos señores la “cuota especial de caseta” lo que les permite su disfrute exclusivo. Se imponen los cobros de los recibos por bancos, saneándose así la maltrecha economía de la peña, y vuelven los ciclos de conferencias a partir del año 1.995. En el verano del año 1.996 comienzan obras de remodelación y rehabilitación del edificio, y se acometen algunas obras en nuestro local, más por solucionar los problemas de goteras, humedades e inundaciones, que por adecuarlo al tiempo actual. Se elige nueva junta directiva, presidida en esta ocasión por Manuel Seoane López, el cual gracias a su acertada gestión económica, consolida la cuota de caseta, lo que aportaba tranquilidad a la arcas de la entidad, y mantiene los actos culturales que se van sucediendo en su periodo de mandato. Así pasan los años y entramos en nuestro actual siglo XXI, con nuevo cambio en la presidencia, siendo a partir de noviembre de 2.000 elegido Eloy Cerro Cortés, renovando en su mayoría los cargos en la junta directiva, dando de este modo paso a nuevos socios con nuevas ideas, que tropiezan con el cierre del local en Julio del 2.001 por problemas en la techumbre del mismo, al desprenderse parte del mortero que lo recubre. Se negocia con la propiedad la reparación de los daños y vuelven los problemas de desahucio, justificados en la resolución del contrato a finales del año 2.001, según quedaba plasmado en el documento firmado en su día. Se negocia de nuevo dicho contrato de alquiler con el condicionante impuesto de apertura de nuestra sede a través de la fachada del edificio, subida del importe del alquiler y a cambio reparación de los daños ocasionados así como autorización para la remodelación de los aseos, que se encontraban dañados por el paso del tiempo e insalubres. La peña tiene otra imagen, está abierta al exterior física e institucionalmente con relaciones con otras asociaciones y entidades del barrio que denotan el cambio sufrido. Se vuelven a suceder los actos culturales imponiéndose por parte de la junta directiva la organización de los mismos, al menos una vez al mes. En febrero de 2.003, se renueva la junta directiva, tomando las riendas de la entidad Manuel Pérez Luque, hasta el momento secretario de la misma, y permutándose en los cargos los distintos socios que en la anterior la componían. Siguiendo la línea de su predecesor, asienta los actos culturales como eje fundamental de la vida de la entidad y fortalece las relaciones institucionales del barrio. Para ello toma como medidas inmediatas un cambio de imagen del local, que resultaba obsoleto y anticuado, finalizando las obras de la fachada exterior del edificio con la colocación de un azulejo cerámico acorde con los que decoran su interior y reafirmando el carácter alfarero y ceramista de nuestro barrio. Se provee las paredes del local de decoración adecuada para embellecerlo así como se cambia la solería del mismo. Se realiza la instalación de aire acondicionado. Una vez finalizada esta fase que se produciría en varías etapas, se comienza de nuevo la captación de nuevos socios con el atractivo de actos culturales y recreativos más acordes con los tiempos en que vivimos dando así participación a más personas. Se aprueban nuevos estatutos acordes a la legalidad vigente. Por primera vez se edita un boletín informativo semestral como medio de comunicación y conocimiento de las actividades que la peña desarrolla a lo largo del año y adecuándonos a los tiempos actuales se crea una página web en internet como instrumento actual de información. La Peña Trianera vuelve a estar presente en la vida social de Triana y se hace pilar fundamental en su ámbito cultural, hasta llegar a nuestro días. 

Hoy podemos decir con orgullo que gracias a este esfuerzo y trabajo, nuestra entidad cuenta con un cuerpo social de 300 personas, compuesto en su mayoría por muchos jóvenes, mujeres y hombres del barrio, que se han identificado con nuestra institución. Nuestra entidad tiene nombre reconocido, y muestra de ello es su participación y colaboración en celebraciones importantes de Triana. En la actualidad contamos con una sede, envidia sana para otras instituciones, muy digna y que atesora calidad artística en sus paredes. Actos de un nivel cultural tan importantes como antaño fueran. Economía totalmente saneada y, sobre todas las cosas, unos valores incalculables que mostramos como santo y seña de nuestra entidad, recogiendo así el testigo legado por nuestros mayores, al convertir la Peña Trianera, en un templo donde se hace de la amistad un culto, y de la transigencia una obligación.